“Yo y el Padre uno somos”, Juan 10:30.
Esta breve frase lo encierra todo cuando se trata de la relación padres e hijos. En efecto, el mejor regalo que puede recibir un padre del hijo es la obediencia.
Aquí se evidencia la unidad del Padre y del Hijo en el perfecto vínculo del amor. Muestra perfectísima de una íntima relación cercana, afectuosa y sincera.
“Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar”, dijo Jesús en Juan 10:17. Un ejemplo fundamental de la compresión que bien debería primar entre las personas.