La reconversión estratégica de la OTAN tendrá, además, el respaldo del G-7 en su cometido de consolidar la seguridad futura de sus aliados en torno a tres pilares esenciales. Las tres C que van a regir los designios de la Alianza Atlántica y que focalizan, a su vez, el núcleo esencial de los riesgos a los que atenderá preferentemente durante las próximas décadas: China, ciberataques y crisis climática. La reciente cumbre de junio en Bruselas, en el cuartel general del club militar occidental, marca el final de la siesta geoestratégica de la OTAN durante el periodo entre las dos crisis económicas recientes.