En cinco años de carrera de Filología, recuerda Anna Caballé en
El saber biográfico , “no tuve ni un profesor que citara un libro de memorias o una biografía como una lectura enriquecedora, incluso imprescindible para comprender mejor a un autor, una obra o una época, o poder penetrar en el conocimiento de un ser humano”. Junto con Manuel Alberca, Caballé es quien más sabe de (auto)biografías en España; y los dos coinciden en el diagnóstico: esos géneros son el pariente pobre de nuestra literatura.
¿O de toda literatura? Es curioso, porque la biografía es algo muy antiguo: florece ya en el siglo I d.C., con las