Actualizado a 06/07/2021 01:51
Una de las escenas más increíbles de las memorias del actor y escritor José Luis de Vilallonga sucede el día que conoció a su suegro, lord Howard, un aristócrata con castillo en Escocia. Vilallonga no había dormido bien, pues la residencia era especialmente fría, así que bajó temprano a desayunar al comedor de gala. Su sorpresa resultó mayúscula cuando en una larga mesa del salón de gala, en la que se había dispuesto una colección de objetos de plata, alguien leía
The Times con una armadura.
Este personaje, que era el padre de su esposa, Pip, bajó lentamente el periódico como si fuera el telón de un escenario. Entonces apareció un hombre cubierto por una deslumbrante armadura de guerra, de las llamadas milanesas. No le faltaba una sola pieza. Incluso las manos estaban cubiertas por guanteletes que protegían los puños durante la batalla. La cabeza estaba cubierta de un casco con visera alzada. El espectáculo era verle comer las tostadas sin que se le cerrara el casco, cosa que de vez en cuando ocurría.