Combaten en Yemen o Afganistán, vigilan oleoductos en Emiratos Árabes y hasta complotan en Haití. Curtidos en medio siglo de conflicto interno, militares colombianos en retiro y combatientes ilegales alimentan el mercado siniestro de los mercenarios en el mundo. Veintiséis colombianos son señalados por autoridades haitianas de haber participado en el asesinato del presidente Jovenel Moise la madrugada del miércoles en su residencia.
Bogotá dijo que al menos 17 de sus exmilitares están presuntamente implicados en el ataque, 15 de los cuales fueron capturados y en tanto dos fueron abatidos por fuerzas haitianas.
La supuesta participación de mercenarios colombianos pone en evidencia un lucrativo mercado transnacional.