Las enseñanzas que alimentan el alma
Recuerdo que cuando estudiaba COU (Curso de Orientación Universitaria) se decía una frase que tengo clavada en la memoria: «El que vale, vale, y el que no, a letras». Esas palabras certificaban la separación entre el éxito y el fracaso en la vida. Pero también santificaban la frontera entre lo útil de lo inútil. En el patio del colegio los alumnos de ciencias sentían que su futuro iba a ser mejor que el de sus compañeros de letras.
Actualmente vivimos el mismo ambiente. A los padres les interesa, sobre todo, las notas de sus hijos en matemáticas. Poco les importa las notas en filosofía, música o asignaturas humanísticas. Quizás tenga que ver en ello la obsesión de los medios por contar las grandes salidas laborales de ciertas carreras y la inutilidad de otras, y las exigencias de las empresas, convertidas en editorialistas de los programas académicos.