La máquina de la amistad
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MARTES, 29 DE JUNIO
El profesor llega a la tertulia, cómo te diría, cabreado, que es muy español. Trae los ojos lacrimógenos y viene ligeramente empalidecido. Se sienta, dice “Buenas”, y le comenta al camarero: “Hoy no me pongas gin tonic sino un buen vaso de vodka”. Los contertulios permanecemos en silencio. Él explota: “Vengo harto, hoy he dado veintinueve suspensos sobre treinta y dos alumnos. Les mandé escribir sobre un párrafo del Quijote y casi todos han llegado de vacío. Hay que joderse, esta generación ya no conoce ni a Cervantes Saavedra.