A la última
El Primer Ministro de Gran Bretaña, Boris Johnson, da la bienvenida al Primer Ministro australiano Scott Morrison durante la Cumbre del G7 / EFE
Domingo, 13 junio 2021, 01:11
Aunque parezca lo contrario -y más tras año y medio cavando un hoyo existencial en el que refugiarnos de una situación de hostilidad- no estamos deprimidos. No tenemos ansiedad, ni estamos estresados, ni estamos simplemente cansados de remar hacia ninguna parte. Lo que nos pasa, dicen los psicólogos, es que tenemos languidez. A saber, un desgaste emocional cuya coctelera está llena de una mezcla equilibrada de desmotivación, falta de concentración y abandono. Y todo esto nos lo bebemos a pelo, sin una triste gota de vodka. Por eso llevamos tantos meses con ganas de irnos a la francesa, sin despedidas ni gaitas fritas. Y por eso nos morimos por hacer deprisa las maletas y mandarlo todo a tomar viento.