La daga florentina
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Gracias a un reprochable cepo periodístico, Florentino Pérez Rodríguez, presidente del Real Madrid, ha sido fotografiado en cueros. Nada que ver con sus cuidadas presencias públicas. Todos susurramos en privado cosas que no deben decirse públicamente. Pero tal sarta de ofensas, improperios y ultrajes, a tantas personas, de tal renombre, que han dado tanto prestigio a la casa merengue, evidencian un ánimo denigratorio sin precedentes. Fue un ejercicio propio de un iconoclasta negando el culto a leyendas vivas, del madridismo y del mundo entero. Con la arrogancia de un triunfador en todo, hizo realmente su autorretrato. No reproduciré ninguno de los insultos, por no ensuciar esta columna, y porque sin duda ustedes los conocen. Florentino es el típico soberbio encantado de haberse conocido, que desprecia al prójimo, pero él se considera intocable y ¡ay del que le critique! -aunque sea periodista-, o no se postre a sus pies.