Cuando viajas te apartas de la rutina de tus días, de la linealidad imperfecta y fragmentada de tu tiempo. Lo dejó escrito una
alumna y admiradora de Ramón J. Sender.
Ella, que cambió constantemente el rumbo de su vida, fue, seguramente, una de sus mejores discípulas. Aunque
muy pocos lo supieron antes de su muerte.
El encuentro se produjo cuando Sender era profesor de literatura española en la Universidad de Nuevo México, donde ejerció la docencia entre 1947 y 1963.
Un día, la joven estudiante se atrevió a acercarse al novelista altoaragonés y
le confesó que ‘Crónica del alba’ era su libro favorito. "Ya, pero claro, eres muy joven", le contestó el oscense.