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Si las políticas públicas del presidente Andrés Manuel López Obrador hasta hoy ya habían polarizado a la sociedad mexicana, la propuesta para lanzar una consulta pública que permita enjuiciar a los expresidentes, la ha fragmentado más. Frente a la posibilidad del juicio a los actores políticos del pasado, hoy aparecen dos sectores irreconciliables: los “Chairos”, que están a favor, y los “Fifís”, con una postura en contra.
Atrás quedó el México de la unidad. Conforme se acerca la consulta pública, programada para el próximo domingo 1 de agosto, arrecia la confrontación entre los mexicanos, unos defendiéndola y otros rechazándola. Cada uno con sus razones.