El discurso del presidente en la conmemoración de los 500 años de la caída de Tenochtitlán merece un análisis profundo, pues nos refiere a nuestros problemas de hoy. Juzgar acontecimientos que sucedieron hace 500 años, no debe hacerse con la óptica de los valores morales de hoy, pues significa negar que la humanidad evolucionó. El pasado se juzga con los valores morales del contexto en que se vivía en la época en que sucedieron los hechos.