En las 48 horas que José Luis Moreno pasó detenido, no desplegó el resplandor y las tinieblas que confluyen en su vertiente pública y privada. El productor se mostró siempre igual: poco colaborador y hermético. Según fuentes de la investigación, el ventrílocuo se negó en todo momento a facilitar las claves de su caja fuerte, por lo que fue necesario contar con cerrajeros expertos en este tipo de elementos para poder abrirlas.
Durante las casi 11 horas que duró el registro de su imponente chalé, se mantuvo en silencio y aparentemente impasible. A su llegada este jueves a la Audiencia Nacional para declarar ante el juez, Moreno se presentó como un hombre abatido y desbordado por las circunstancias.