Donde había uno de los diez embalses más caudalosos de España no queda hoy más que el cauce solitario y enclenque del río Esla. La falta de agua ha aflorado viejos puentes sumergidos y ha agrietado el lecho de la presa zamorana de Ricobayo como si una sequía épica se hubiera cebado con sus riberas. “Con la pandemia...