Medio siglo después resurgió la bestia. Antetokounmpo vuelve a llevar a lo más alto a los Millwaukee Bucks 50 años después con una
actuación portentosa ante los Phoenix Suns. El griego subió el último escalón hacia el olimpo y se coloca como el jugador más dominante del planeta.
50 puntos, 14 rebotes y 5 tapones en una de las actuaciones más memorables de todos los tiempos en unas Finales de la NBA. El fenómeno europeo destrozó los planes de los Suns de principio a fin demostrando que ahora el trono le pertenece solo a él.