Algunos de los pajares situados en los alrededores del pueblo. En la imagen de arriba, el alcalde, Fernando Abadías.Rafael Gobantes
Sobran pajares ruinosos que afean la imagen de los pueblos y faltan casas para vivir y revitalizarlos. Esta es la realidad de algunos municipios del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, el espacio protegido con mayor extensión de Aragón (47.453 hectáreas de Parque y 33.286 de Zona Periférica de Protección),
cuya normativa prohíbe rehabilitar estos edificios agrícolas para hacerlos habitables. La regla tiene los días contados, ya que el Patronato, a instancias de algún alcalde, estudiará el cambio legal.