Necesitados de un electricista, llamamos a siete números antes de que uno se apiadase de nosotros. Nos arrastramos cuanto pudimos. Casi lo dejamos a punto de responder «Si me hacen un halago más, o dicen otro ‘por favor’ no voy». Pero dijo que vendría. Lógicamente, una cosa es decir que vas y otra distinta, quizá opuesta, ir de verdad. La teoría desprende siempre una suavísima belleza. En el fondo, «ya voy» representa una manera sinuosa de ganar tiempo y no ir. De hecho, transcurrieron dos meses hasta que vino de verdad este lunes.