Una nevada es un espectáculo bello. Así, la entonces ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, en una inmensa nevada que colapsó España en 2014, confesaba ingenua e imprudente que, en lugar de prever sus consecuencias, al empezar a nevar se había quedado arrobada. Al menos no la llamó “fiesta de la naturaleza”, como el presidente canario ha descrito la erupción del volcán Cumbre Vieja.