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Es obvio, que estas marchas eran producto de un trabajo que se venía planeando desde, por lo menos, el 2018, con la intentona golpista del Movimiento San Isidro, y desde allí con una serie de acciones desestabilizadores dentro de Cuba y fuera de ella.
El domingo 11 de julio 2021, cual fieras empujadas por el amor al dinero y enceguecidas por la mediática internacional, turbas enardecidas acompañadas por la intromisión de la delincuencia, contrarrevolucionarios opositores, protagonizaron marchas en diferentes regiones de Cuba, incluida La Habana, que suscitaron desórdenes públicos, destrucción de bienes privados y públicos, enfrentamientos y arengando propuestas incoherentes y con un tono netamente político en contra del gobierno cubano.