Con independencia de
quienes puedan explotar políticamente la movilización –el PCC da por seguro que los hilos se mueven desde Estados Unidos–, lo cierto es que las sanciones impuestas a Cuba por Donald Trump y la contracción del turismo a causa de la pandemia
han dejado la economía cubana en estado catatónico. Desde el periodo especial que siguió al desmoronamiento de la Unión Soviética no se percibía un clima de agotamiento colectivo del tenor del que ha desencadenado la crisis en curso.
No es únicamente que falte de todo, pesa también que solo el 15% de la población ha recibido la pauta completa de la vacuna desarrollada por científicos cubanos, que el desarrollo del sector privado se ha estancado si no ha retrocedido y que las últimas generaciones perciben la mitología revolucionaria como