Los periodistas somos personas solas. Estamos solos. No creo estar descubriendo nada revelador al decirlo. Acaso sea un recordatorio para mí mismo. He visto tantas películas sobre periodistas rodeados de gente que a veces se me olvida. He escuchado a tantos invocar el espíritu gregario del gremio que de cuando en cuando me lo creo. Me topo cada día con impostores que se disfrazan de periodistas para convertirse en ‘influencers’, que hasta me tienta la idea de ser querido por “multitudes virtuales” (vaya oxímoron). Pero, la experiencia -mucha o poca, no sé- me demuestra lo contrario. Asistimos a concentraciones masivas y conferencias bulliciosas solo para volver solos y cansados a nuestros lugares de trabajo. Compartimos esos lugares de trabajo con otros seres tan solos como nosotros en largas jornadas que no distinguen el día de la noche, el lunes del domingo.