Renato Cañete se convirtió en un exitoso empresario.
Por aquellas cosas de la vida Renato Cañete dio un mal paso que le llevó a pasar varios años en la cárcel, allí conoció la Palabra de Dios, se arrepintió de haber tomado el camino más corto para llegar a sus objetivos y se puso otra meta, servirle a Dios y a su prójimo y así lo hizo. Estando encerrado aprendió el oficio de forrar termos en cuero y con la ayuda de su familia pudo comprar una máquina para hacer su trabajo estando tras las rejas, mientras su gente desde afuera lo apoyaba con su venta.