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Joedson Alves. Efe
Este viernes, Díaz volvió a deslizarse en el campo, porque, seguro, parece que juega en patines y no en guayos. En la última acción del partido contra Perú, con la guillotina del tiempo cayendo en el pescuezo del minuto 93, el último del descuento ordenado por el árbitro, flotó de la izquierda a la derecha con el balón pegado al pie, y cuando vio el espacio en el borde de la media luna... ¡boooooom! La pelota inatajable se convirtió en fuegos artificiales de chispas serpenteantes: estalló en el gol del triunfo de Colombia 3-2. Triunfo de la mano de Luis Díaz. Perdón: del pie mágico de este guajiro wayú de 24 años. Antes, en el minuto 65, hizo el segundo gol del equipo, que, a falta de creativos y asistentes finos en la media cancha, encontró en el portero Camilo Vargas el hombre del pasegol. ¡Tremenda ironía! Desde su área, después de descolgar un centro envenenado, le hizo un pasegol inmenso de 40 metros a Díaz, que acomodó la pelota con la clavícula, avanzó con sus 1,80 metros de estatura mirando desde arriba y liquidó al portero rival.