Como predicador del amor fraterno
, Pedro Sánchez cree que absolviendo a los separatistas catalanes sofocará el incendio y que bastarán unos manguerazos de miles de millones para devolver Cataluña a su condición de oasis. Nada tan relajante para un independentista como que el Estado le pague por su trabajo. Así que el sanchismo compra concordia en Barcelona a precio prohibitivo y vende humo en el resto de España. Pacta la fianza de los malversadores, pero
la factura la pagan los demás españoles. Servil con los desleales, bravucón con los honrados.
Está por ver que la política de rendición preventiva y de cesiones sirva para que los separatistas acaten la legalidad y retomen el camino de la Constitución, aunque sea a regañadientes. No dan señal alguna de que así sea, por más que el Gobierno se deshaga en reverencias y zalemas. Al contrario, el desprecio público que han mostrado hacia los indultos y la arrogancia con la que