General Pilar García.
Santo Domingo, RD
Presidente, a nadie, salvo a los psicópatas, les gusta ser percibidos como los inductores del terror. Eso fue lo que cambió abruptamente el domingo 11 de julio. Regresaron, volando, Esteban Ventura y Conrado Carratalá, dos famosos asesinos de Batista, y se confundieron con los revolucionarios. Se modificó sustancialmente el relato. Los revolucionarios pasaron de ser los protagonistas de una historia gallarda de resistencia frente a la adversidad, a ser percibidos como unos abusadores que les pegan, hasta matarlos, a jóvenes desarmados que pedían libertad.
El estallido social se veía venir. El Movimiento San Isidro y la canción Patria y Vida fueron los puntos de inflexión. Su gobierno, Presidente, no supo responder. Como siempre han hecho, dieron un do de testículo sin advertir que las circunstancias son otras. Fue un error no conversar con esos jóvenes.