Perder la esperanza jamás
Perder la esperanza jamás
En espacio de ideas y reflexión, el capitán del club de básquetbol más popular de Uruguay habló de deporte, familia, música, libros, teatro, el hambre, la solidaridad, el rol «fundamental e insustituible» de los sindicatos, la causa de Madres y Familiares y los discursos de odio contra los feminismos, los trabajadores y los derechos humanos.
Foto: Carlos Lebrato
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En un tiempo caníbal y despiadado, todo gesto de calidez y humanidad es señal de esperanza. Federico Bavosi eligió charlar entre libros, en un espacio que adora, como también eligió dedicar buena y preciosa parte de su tiempo a jugar básquetbol con niños y niñas en escuelas públicas. Su ONG Basketfolk es una realidad que le encanta, cuida y construye casi a modo de retribución porque la vida no lo ha tratado mal y porque desde chico en su casa le enseñaron a mirar hacia todos los costados posibles, con párpados abiertos y poros sensibles, tratando de no olvidar a los olvidados de casi siempre. Es defensor acérrimo del sindicalismo y sostiene que en buena medida, la gente en el Uruguay se fortaleció económica y humanamente en los últimos años como consecuencia de las conquistas de los sindicatos. Tiene un solo vinilo -que cuida como un tesoro- de Eté & Los Problems, banda de culto que admira desde que conoció a Ernesto Tabárez. Es lector voraz de novelas negras, adora viajar porque eso «ayuda a conocer otras culturas», ama a Daniela, su pareja, a sus tres hijos, Iago que vive en España y viene todos los inviernos y veranos, y los mellizos Manuel y Paz, de un año y medio, con quienes baila canciones de Juan Luis Guerra y María Elena Walsh antes de dormir. Se considera «un tipo común, familiar, muy parecido al que se ve en la cancha».