Cambio de guardia
La derrota sin paliativos de Sánchez en Madrid el pasado 4 de mayo a manos de Isabel Díaz Ayuso, tras la nefasta operación de las mociones de censura que se iniciaron en Murcia, ha obligado al césar de La Moncloa a cambiar a una parte muy sustancial de su gobierno y del PSOE. El recuerdo de 2011, en el que la derrota del PSOE en las autonómicas y municipales precedió a la victoria de Rajoy sobre Rubalcaba, ha obligado al líder y killer del PSOE a reinventarse. El desarrollo de la crisis gubernamental, que sólo ha afectado a la cuota socialista (la afección a la cuota de Unidas Podemos, más que justificada, pues sólo Yolanda Díaz merece reconocimiento, podría haber desestabilizado al propio Sánchez) ha permitido la contemplación de algunas de las miserias que entraña el ejercicio del poder. La comparecencia del presidente anunciando las nuevas incorporaciones se completaba con el obligado agradecimiento a quienes han sido sus más directos colaboradores, especialmente a Carmen Calvo y a J.L. Ábalos. Ni una palabra a quien ha sido su «primer ministro» y director de gabinete, Iván Redondo, el que decía estar dispuesto a tirarse por el barranco por su jefe. No se tiró; le tiró Sánchez, para alborozo generalizado en el PSOE, que ve cómo su secretario general se refugia en su seno para intentar remontar las encuestas que apuntaban a un próximo gobierno de Casado apoyado en Vox. Del toque al reagrupamiento en el seno del PSOE sólo se salva el viejo PSOE de González. Los cesantes desgranaban elogios y agradecimientos a Sánchez. Menos uno: Ábalos. Alguien nos debe una explicación. El rudo y agraz exministro de Transportes había sido fidelísimo compañero de Sánchez desde el inicio, desde su peregrinación por toda España en las primarias de 2017 hasta la secretaría de organización del PSOE y el ministerio. Acarreaba con un pasivo notable: las sospechosas ayudas económicas a la compañía de aviación Plus Ultra y su entrevista en suelo español con la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez, que tenía vetada su presencia en suelo europeo. Pero su dimisión como secretario de organización del PSOE apunta a diferencias con Sánchez de las que no sabemos nada.