Fueron años de sufrimiento, de visitas a especialistas, de médicos, de pruebas y de búsqueda desesperada de unas respuestas que nunca llegaron. S. F. Ll., la joven de 35 años que el pasado miércoles se quitó la vida a las cinco de la madrugada en Oviedo, vivió una angustia física y mental que se agravó en los últimos años.