Buenas prácticas..., acción
Hace unos días, una amiga seleccionada para una
entrevista que podía impulsarla a un posible magnífico trabajo tuvo su primer encuentro con el
headhunter que la había contactado. Su desagradable sorpresa fue que el susodicho le hizo varias
preguntas altamente reprochables. A saber, primero, cuántos años tenía; segundo, si estaba o no casada; y tercero, si era madre y de cuántos hijos. Afortunadamente no inquirió sobre sus deseos de volver a serlo. Me lo contaba mientras me dirigía a una comida a la que llegué noqueada. Mi desagradable sorpresa fue que cuando,