España no es país para viejos
PARAFRASEANDO al novelista Cormac McCarthy, cada vez está más claro que España no es país para viejos. Son muchos, pero apenas pintan algo en una sociedad empeñada en destacar los valores de la juventud mientras arrincona en residencias a los
veteranos de guerra. Mejor es que no se les vea. Que no hablen. Que no opinen. Y, por supuesto, que no manden lo más mínimo. Con pasear por el parque, dar de comer a las palomas e ir a buscar a los nietos al colegio ya tienen bastante. Si tiramos hacia lo más alto del escalafón de mando, Pedro Sánchez es un ejemplo paradigmático de esa tendencia general que existe de encumbrar a la juventud. Así, tenemos a ministros y ministras de treinta y pocos años dando órdenes a miles de funcionarios y manejando miles de millones de euros que proceden de nuestros impuestos. Su experiencia laboral es, lógicamente, muy limitada, pero son jóvenes, que al parecer es lo más importante. Ahora, tras la renovaci