José Luis Orella. El 11 de septiembre, fecha de aniversario del nacionalismo catalán. Ensalza la toma de Barcelona en 1714 por las tropas borbónicas de Felipe V. Para el imaginario nacionalista catalán, significa la pérdida de las libertades del Estado catalán, absorbido por el Estado español, representado por los Borbones. En definitiva, una invasión y conquista, que legalizaría todo intento de resistencia civil para “volver” a obtener la independencia. Lo que no se dice es que los barceloneses comandados por el verbo caliente del conceller de cap, Rafael Casanova, no defendían una Cataluña independiente y soberana, sino una España descentralizada, la España que defendía el pretendiente austriaco, Carlos de Austria, era la que habían construido los reyes Católicos y habían sostenido sus descendientes los Austria hasta entonces. Los Borbones querían un régimen más centralizado y abolieron los fueros de Aragón, Valencia y Cataluña, quedando exclusivamente en las provincias vascas y Navarra.